Profesora de filosofía de ESO y Bachillerato

Contar brevemente una experiencia de 4 semanas en el extranjero es todo un reto, el mismo que supuso para mí la propia experiencia la cual decidí acabara con el intento de superar el examen IELTS en Dublín un día antes de regresar a España. Realizar el examen allí fue una gran idea porque hizo que me exigiera en el trabajo y estudio diario.

Mi destino fue en Bray, una localidad costera, tranquila y encantadora situada al sur de Dublín, excelentemente comunicada. La elección de hospedarme con una familia fue un acierto; además de la ayuda que tienes los primeros días, no tuve que preocuparme ni invertir tiempo en cocinar o comprar: todo el tiempo estuvo dedicado a las clases, al estudio y al programa social que tiene la academia ATC School.

La academia es perfecta en muchos aspectos. Está situada delante de la playa, y las pausas y descansos de las clases tenían un encanto especial. Tiene muchos alumnos pero las clases son reducidas, por lo que conocí a mucha gente de todas partes del mundo, también fue gracias al programa social de la academia, que cuenta con excursiones y visitas, y que permite conocer los lugares más turísticos, aunque también las curiosidades y lugares con encanto. Recomiendo sumarse a todos los que puedas. Me gustó mucho el acuerdo que tiene la academia con los lugareños. En general, se trata de personas mayores que, a partir de las 21:00 ofrecen conversación en los bares típicos, con música en directo; es una manera de tener a los mayores activos, que se sientan bien, y para nosotros, es genial, no solo porque puedes continuar hablando inglés sino porque conoces el carácter y la forma de vida de las personas de allí. Tuve la oportunidad de conocer a mucha gente de todas las edades y países. Todos con el mismo objetivo: tener una experiencia en el extranjero y aprender mucho. Lástima que no se pueda alargar en el tiempo o tener dos experiencias continuadas para consolidar lo aprendido; porque se aprende inglés, eso seguro, pero supone un enriquecimiento personal muy importante que, como madre y profesora considero esencial para comprender a lo que se enfrentan nuestros jóvenes cuando deciden tener experiencias similares y para animarles a hacerlas. Gracias por la oportunidad, porque realmente, por mi edad, 48 años, y por mis circunstancias familiares, es algo que nunca creía que fuera hacer ya, y es una experiencia que no tiene edad, sólo requiere actitud.